jueves, 5 de junio de 2014

EMOCIONES E INTELIGENCIA.






La mayoría de los profesionales tienen muy desarrollada la consciencia de lo que vale su tiempo. Es decir, que cualquier cosa que hagan, casi siempre le produce la sensación consciente o subconsciente de que ese tiempo y esfuerzo que le dedican es a expensas de muchas otras cosas que podrían y deberían estar haciendo.

Una de las consecuencias perniciosas que sufren los directores a raíz de la incesante demanda de su tiempo es que tienden a confiar casi exclusivamente en el mundo de los hechos y de la razón. Los sentimientos les parecen un fenómeno incontrolable.
Sin embargo, esta demostrado que la confianza, la lealtad, la dedicación y muchos otros factores fundamentales que impulsan la productividad e innovación, así como los logros personales, de equipos y organizaciones pueden atribuirse a los sentimientos correctamente controlados.
Los líderes en todo el mundo se están percatando de que en algunos casos el prestar atención a los sentimientos ayuda a ahorrar tiempo, aprovechar más oportunidades y concentrar las energía en la consecución de mejores resultados.
Las mas tecientes investigaciones sugieren que muchas de las mejores decisiones, de las organizaciones más dinámicas y de vidas más realizadas y colmadas de éxito se deben en parte a eso que hoy denominamos inteligencia emocional, junto con los aspectos de la inteligencia práctica y creativa que le son afines, y no únicamente al cociente de inteligencia ni a la pura capacidad mental.
Los sentimientos y emociones no sólo son los fundamentos del saber intuitivo. También nos suministran, a cada instante, de forma permanente, dia tras dia, datos potencialmente aprovechables. Pero no basta con tener los sentimientos y emociones. Es necesario saber reconocerlos y apreciarlos, tanto en uno mismo como en los demás, así como reaccionar a ellos correctamente. Las personas que saben hacerlo utilizan esta capacidad, su inteligencia emocional, que es la capacidad para sentir, entender y aplicar eficientemente el poder de aquel cúmulo de emociones del cual mana parte de la fuerza, de las informaciones, de la confianza, creatividad e influencia sobre los demás que anima al hombre.

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